viernes, 25 de diciembre de 2015

¡Ánimo, Sacerdote!




¿Una página para sacerdotes? ¿Y por qué no? Porque también los sacerdotes usan el internet. Y necesitan comunicarse como tales. Y es bueno que lo hagan, porque tienen mucho y bueno que decir. Y porque sobre todo necesitan mucho ánimo para mantener el esfuerzo y la fe.

Por eso abrimos esta página. ¿Acertamos? Somos un sacerdote y varios laicos. ¿Acertamos? Vamos con la mejor intención de que los sacerdotes encuentren en ella a Cristo y el coraje para cumplir con su misión, lo que se ha puesto hoy especialmente duro.

Cristo ha hecho del sacerdote un elemento fundamental en su Iglesia. Sin ellos su Iglesia no sería lo que es. Sin ellos no hay Iglesia que sea de Cristo. Ellos son los únicos capaces de perdonar a los hombres sus pecados contra Dios y lo hacen visible en un sacramento. Sólo junto a ellos el creyente puede cenar con Cristo y alimentarse del Cuerpo y Sangre, prenda de su salvación.

Acabamos de comenzar este Año de la Misericordia. El Papa ha abierto las puertas todas de la misericordia de la Iglesia en todo el mundo y para todos los hombres. Por graves que hayan sido hasta el presente las deficiencias también de los sacerdotes, la Iglesia invita a todos sus sacerdotes a implorar y confiar en la Misericordia de Dios. Donde abundó el pecado, sobreabunda la Misericordia. En este año la Misericordia de Dios llegará muy especialmente a sus sacerdotes. Deben sentirse invitados de modo particular a encontrarse con el Dios, que “muestra su poder especialmente en la misericordia y el perdón”.

Pero también los sacerdotes van a ser instrumentos privilegiados del perdón de Dios. Ellos van ser reconciliadores. Por eso el Papa Francisco les ha pedido entrañas de misericordia para sus hermanos. Para todo el que sufre, para todo el que tiene una carencia, para todo pecador, aunque él mismo sea el causante de su triste situación, la Iglesia quiere abrir las puertas de la misericordia y todo sacerdote debe sentirse interpelado muy especialmente. Debe esforzarse en abrir su corazón a todo el que sufre. Es un aspecto que este año estamos llamados a privilegiar: la bondad, la escucha, la misericordia con los pecadores y los más necesitados.

Son ambas cosas importantes. Y son clara voluntad de Dios. Si las pedimos y ponemos de nuestra parte, Dios nos lo concederá y este año jubilar será para cada uno muy importante.

P. José Ramón Martínez Galdeano, S.J.
Director del Blog
Natividad del Señor, 25 de diciembre del 2015